martes, 22 de octubre de 2013

Anécdota

Ésto me pasó el otro día, me arriesgaría a decir que fue el Viernes, pero a lo mejor no fue entonces.... dejémoslo en "hace poco".
Pero lo cuento hoy porque me he acordado ahora y ésta tarde me han rogado encarecidamente que lo publique porque es "la polla".

Era el momento de marchar, a la hora que vuelan los pájaros de la ansiedad, cantan los grillos de la depresión y ladran los perros del amanecer.... aquella mañana me apeteció sorprender al populacho cogiendo transporte público, en especial los "ferrocarriles catalanes" (yo lo llamo "carrilet", pero ya se sabe el gusto de la gente por poner nombres feos a todo). No todos los días se comparte oxígeno con alguien de mi nivel.

Debí darme prisa, puesto que al llegar yo a la estación también arribaba el inmenso gusano mecánico.
No me gusta correr, pero ese agravio quedó compensado con la sonrisa de una muchacha que, con los ojos inyectados en purpurina, me regalaba una edición de "La Vanguardia" (versión en catalán, pero bueno....no todo iba a ser carne en ésta costilla). Mientras le guiñaba un ojo, coloqué, con un hábil movimiento de manos, mi tarjeta en su bolsillo.

Pero bueno, vayamos al grano.... voy a contar algo que me sorprendió incluso a mi, que he visto y vivido tanto. Cuando crees que nada va a sorprenderte ya, vuelves a formar parte de una escena "Hollywoodiense" (supongo que así se escribe).

Al entrar en el vagón más vacío, puesto que quiero sentarme, la gente se me quedó mirando con un cóctel de sorpresa y alegría.... alguna colegiala se desmayó, incluso (bueno, ¿qué voy a hacerle yo? las hormonas son muy jodidas, a veces).
Pero vi un grupo de 4 asientos en los que sólo una chica había ocupado uno, sola y de espaldas a mi. "Pobrecita, no sabe quien acaba de subir", así que me dirijo a su vera.
Estaba liada con el Whatsapp, muy metida en su conversación. Seguramente con algún lamehuellas-inflaegos de esos que enferman la imagen del hombre contemporáneo. De ahí la cara que exhibía la chica, como de agobio comprometido.
-Ejem....
No levantaba la cabeza.
-¡EJEM!
Seguía en lo suyo. Estúpida, ¿acaso no sabes a quien tienes a menos de 35 centímetros de tus piernas?
Me disponía a chasquear los dedos cuando ella se colocó el móvil en la oreja y, sin colocar su mirada en mi, miró por la ventana del vagón....
-(Qué tímida, sabe que estoy aquí.... pero se hace la despistada. Jajajaja, que tierna)
Entonces empezó a hablar en voz alta y todo el mundo la miró.

-Oye, ¿eres gilipollas? para ya de joderme la vida ¿no? ¿qué debo hacer para que me dejes, subnormal?
Yo no te he hecho nada, deja de publicar cosas en.... ¡déjame! ¿porqué no paras ya?

Entonces abrí en diario y fingí leer, mientras ponía oído y observaba intermitentemente a la gente observas sin disimulo.

-Yo estoy muy bien con mi novio (arrrg ¡novios! epidemia similar a la peste.... que asco me dan todos), no me jodas más.... yo hago lo que sea para que me dejes en paz. Deja de joderme, por favor.

Intente fijarme si la pobre lloraba, pero no lo hacía. Era una chica fuerte.

-Oye ¿y si estamos de buenas y tan amigos? no entiendo porqué me has de hacer ésto.... mira, yo hago lo que sea. ¿Quieres que te haga algo? Un favor o no sé.... lo que tú me digas, hago lo que quieras. Pero para de hacer lo que estás haciendo.
¿Qué? ¡Pero si yo no te he hecho nada! ¿qué es lo que quieres? ¿20 Euros? ¡Tú eres un puto chantajista!

Me conmovió, pero a la vez me sorprendió que fuese ella la que propusiera lo del "favor", más aún me descolocó que, después de tal sugerencia él le pidiera 20 euros y ella se enfadara (bueno, mejor eso que un "favor").

-Oye, seamos amigos.... yo estoy muy bien y tú no has hecho más que alejarme de mi novio y.... !¿oye?¡

El vil chantajista debió colgar.
Entonces, la miré con intensidad y entré en acción.

-(Alargando la mano y poniéndola sobre la suya) ¿qué sucede? parece que tienes problemas, ¿verdad?
-No es cosa tuya
-Vamos, cuéntamelo. Seguro que puedo ayudarte.... dime  ¿qué ocurre? ¿quién es ese infame?
-No es nadie....

Se levantó con tristeza.
Entonces la agarré del brazo con mucha masculinidad, ya sabéis.... con firmeza y cierta fuerza, pero sin llegar a dañarla y, por supuesto con una mirada firme y muy.... PE-NE-TRAN-TE. Y dije....

-Oye, por favor.... no puedo permitir ésto. Quiero ayudarte.
-De verdad.... lo siento, pero no quiero que haya más víctimas en ésto. No insistas.... por favor. Está es mi.... me abajo aquí.

Sus ojos estaban a punto de estallar en lágrimas.
La solté lentamente, mientras observaba su ojos.

-Pero.... gracias.... Adiós
-(Asentí levemente con la cabeza, mientras la miraba alejarse)

Su figura se fusionó con una marea de autómatas que se encogían en la lejanía.
Me senté tranquilo. Ella no se había dado cuenta, pero bajo su manga ceñida le coloqué otra de mis tarjetas, con lo siguiente escrito:

"Soy yo. No podía permitirme el lujo de abandonarte a tu suerte, como comprenderás. Mi número y mi nombre están impresos en ésta tarjeta.
Ahora busca un teléfono.¿Lo has encontrado ya?Bien, úsalo"¿Que cómo lo hice? bueno, es la magia del tango....