jueves, 16 de octubre de 2014

La belleza está en el alma desnuda

Debido al problema de la superficialidad de la sociedad y la cosificación del cuerpo, llegué pronto a conclusiones sobre como tratar mi vida sentimental.
Y lo llevé a cabo.
Hoy voy a contar cómo hacer para sentir la fuerza del amor, la conexión del alma, absolutamente limpia en su estado puro.

¿Porque qué pasa si nos encontramos ante un pivón y resulta que es un ser horrible por dentro? ¿Y si tiene alma de tiranosaurio (rex), eh? ¿entonces que pasa? 

Pues pasa que sufrimos todos. Incluso yo, porque empatizo mucho.


Yo lo que hago es concertar citas, como cualquiera. Hasta aquí bien, de acuerdo.

Es primordial ingeniárselas para tener una razón por la cual ella (o él) deba ir primero a tu casa.... di que te estás duchando y no has terminado aún, "que suba" en cuanto te pique sin darle opción a negarse.... cosas así.

Comprobarás cuando aparezca ella en el umbral de tu hogar, el cual deberá estar impecable, que viene preciosa y sensual. Y algo sonrojada. 

Las mías, al menos vienen así. Es buena señal, es que le gustas y quiere que las cosas marchen bien.
Pero peligro, porque no es más que una treta de la obsoleta naturaleza y sus anticuados ingenios biológicos, que se niega a aceptar que no la necesitamos, que podemos vivir sin ella. Se niega a resignarse a una eternidad en la residencia del olvido.
Nos engaña con la voluptuosidad, para nublar el juicio.... nos lanza sus bulbos de superficialidad, que arraigan fácilmente. Es entonces cuando no pensamos más allá de la piel y la carne perfumada.

Por suerte yo he entendido el juego. Sé lo que pasa, sé lo que quiero, sé lo que busco y sé cual es el obstáculo.


Así que, tras dos besos, la invito a entrar.

Le digo que se siente, las cuatro preguntitas de protocolo y.... ¡empezamos con la tarea!

Es sencillo. Le ofrezco un zumo.

Simple, un zumo, ni azúcar, ni gas, ni drogainas capitalista-machistovirulento-heteropatriarcales del estilo. Un zumo natural al que no puede negarse con ningún argumento.Conviene, eso sí, tener varios sabores de zumo, puesto que nunca se sabe.

El siguiente paso es el más importante, la clave.

Le añado al zumo alguna substancia altamente toxica, mortal. Pero eso sí, de efecto inmediato puesto que no tengo nada en su contra, sólo a su favor.
Lo ideal es la cicuta, en grandes dosis.

Le doy el vaso bien fresquito en verano o temperatura ambiente en cualquier otra estación (porque si es primavera tampoco sabes como va a variar el tiempo, así que mejor eso, a temperatura ambiente).


Ya está, hecho.

De ese modo libero a las chicas (en mi caso) de la maldición de su belleza y sensualidad corpórea, que tanto podrían distraer mi foco de atención, para centrarme en conocer a fondo el alma, muchas veces mil veces más bella que el físico, miserable y embustero montón de carne, hueso, queratina y demás basura orgánica.
Liberadas de su sumisión al cuerpo, éstas almas quedan no sujetas a sucio instintos irracionales, así como liberadas totalmente de género, dejando de ser masculinas o femeninas, adjetivos cosidos únicamente a la sexualidad y la cosificación.

Y suelo enamorarme de tantas almas.... suelo sentirlo con tanta fuerza......

Es amor. Amor puro, sin una sola mancha de corrupta concupiscencia. Puro sentimiento y satisfacción inmaterial, algo místico.

Hay algo más allá del mero placer animal, como indicaba el célebre robot, filósofo, político y economista del siglo XIX, Stuart-1000.

¿Sexo? el verdadero hedonista no necesita los placeres bajos, carnales, propios del puerco, cuando son los altos placeres, los del espíritu y el intelecto, los más deliciosos y satisfactorios. 


Y es a éstas alturas, cuando me he maravillado antes tantas almas, que me van a permitir ustedes decir que puedo comprender al diablo y su afán coleccionista de ánimas.

Un atrapasueños