Es curioso que sólo me siento absolutamente inspirado cuando estoy agonizando ahí, al filo del precipicio. Osea, cuando veo una luz lejana de la que sale, con mucho fervor y con esa maquiavélica mueca de gozo, la muerte corriendo hacia mi con el fin de violarme.
Sin embargo Morfeo siempre me propone echarme un cable y recogerme rápido, con la inevitable consecuencia de no poder expresarme.
Dormir siempre es un placer. Y como hedonista prefiero el deleite del masaje con el que me reciben las musas, a lomos de ácaros, al entrar en la cama y la impredecible sesión de cine onírico que el azar me programa individualmente.
Lo prefiero antes que la satisfacción dilapidada de gritar lo que pienso a la pared con su consecuente lapidación y posterior crucifixión por parte de los inquilinos de esos infalibles oídos que siempre se dice que posee.
Llamadme cobarde.
Pero no quiero ser reconocido sólo tras mi muerte, siendo un cadáver lleno de cicatrices, producidas por ese apedreamiento de los mismos que luego creerán en mi y me ensalzarán.
Llamadme también vanidoso.
FUENTE: Cualquiera, menos yo.
(Puesto que yo sólo soy un loco en letargo. Un duende que observa y ríe desde la cornisa. Tan incapaz como desinteresado en poner fin).
Sin embargo Morfeo siempre me propone echarme un cable y recogerme rápido, con la inevitable consecuencia de no poder expresarme.
Dormir siempre es un placer. Y como hedonista prefiero el deleite del masaje con el que me reciben las musas, a lomos de ácaros, al entrar en la cama y la impredecible sesión de cine onírico que el azar me programa individualmente.
Lo prefiero antes que la satisfacción dilapidada de gritar lo que pienso a la pared con su consecuente lapidación y posterior crucifixión por parte de los inquilinos de esos infalibles oídos que siempre se dice que posee.
Llamadme cobarde.
Pero no quiero ser reconocido sólo tras mi muerte, siendo un cadáver lleno de cicatrices, producidas por ese apedreamiento de los mismos que luego creerán en mi y me ensalzarán.
Llamadme también vanidoso.
FUENTE: Cualquiera, menos yo.
(Puesto que yo sólo soy un loco en letargo. Un duende que observa y ríe desde la cornisa. Tan incapaz como desinteresado en poner fin).